VALSEBIKE EXPERIENCE

Los amigos de Valsebike gozan de un enorme tirón aventurero, profesionales del sector de la moto, acercan a sus clientes y amigos la mejor predisposición e interacción para gozar de este mundillo pasional del motociclismo, por ello y con ellos hemos iniciado una nueva aventura en su contexto de Valsebike experience.
Esta vez nos llevan de la mano por 4 islas encantadas; Dos pasajeras y dos rebuscadas, en este periplo de caracteres isleños disfrutaremos de rincones increibles que además, te lo recordaremos en este blogs que quedará para siempre en la memoria histórica del motociclismo canario. Que lo disfruten amigos afortunados

domingo, 6 de diciembre de 2020

CON SABOR A MIEL DE PALMA

 


Después de una larga noche de charla y amistad, el tramo final del último día en la isla colombina se nos antojaba esperanzador, necesitamos ver la otra isla, la de las crestas afiladas y la del encanto de los pueblos, pero para un isleño, el padre de la luz que es el sol, lo aclara todo, lo realza todo y esta necesidad de encontrar los colores del paisaje, debía ser el regalo de despedida de un baile invernal bajo la lluvia

Amanece en el jardín de Tecina, es de luz intensa y sonora. Mirlos que canturrean entre ramas, celebran el nuevo día luminoso en su despertar, prometedor y de dudas. El tiempo para centro norte, anuncia nubes y claros sin descartar lloviznas esporádicas y ya se sabe los caprichos del alisio colombino. Al menos estaba mejor que la jornada de ayer, sin duda. Repostar, recojer y partir. Arriba en el Monte los puñales del arco iris, va marcando el territorio y su pacto con las cumbres borrascosas. 


Las Toscas, Vegaipala, Jerduñe, topónimos de lugares de ascenso al Garajonay, nos muestra el otro aliciente hasta la degollada de Peraza, con buena carretera y amplios radios de curva. Ahí giramos hacia los Roques de Agando del que solo adivinamos su silueta entre la niebla con las rachas de viento amenazantes, entramos en el parque por el bosque del Cedro y descubrimos de nuevo con más luz, el túnel vegetal que enebra el bosque lacrimoso y oscuro. Serpenteante carretera que cae por el acantilado hacia el Valle de Hermigua; verdes plataneras en su barranco, verdes palmeras en sus laderas y junto a la carretera, un pueblo, que es una calle larga de colores y desciende hasta al bravo mar del norte. Asi de hermosa es Hermigua untada con miel de Palmera y espuma blanca del oleaje contra las colunnas musculosas del muelle muerto, del pescante. Allí se produjo el primer milagro de las comunicaciones, una isla sin carreteras, ni puertos, necesitaba infraestructuras para la exportación y abrirse al mundo, en 1907 y posteriores se crearon los tres principales muelles pescantes en los tres municipios del norte. Hermigua, Agulo y Vallehermoso. Durante largos 40 años produjo, el milagro de la subsistencia en una isla acantilada, cuya primera carretera se construyó en 1949 y los primeros coches llegaron en el 1955.


Imaginamos las calamidades que debían pasar para los embarques con el mar valiente. Una grúa que levantaba una canasta tipo contenedor abierto donde se pasaban, animales, personas y hortalizas, nos recuerdan los apuntes históricos locales de los años 20. Lo que le ocurrió a una señora que viajaba, cuando una cabra se le fue comiendo el vestido sin que se diera cuenta. La Gomera es un castillo imponente que te aisla y atrapa, donde salvar sus paredes verticales e inaccesibles impone siempre mirar al bravo mar, para tu esperanza de salvación, la vida en la isla de los barrancos profundos debió ser dura y salvaje


Nos dirigimos a Agulo, un pintoresco pueblo con encanto apiñado, callejones estrechos y empedrados, edificios de estilo colonial que coquetea las miradas, te adentras en su encanto agreste. Racimos de plátanos que cuelgan a las calles, Aguacates enormes que danzan en las ramas, vecinos que dejan entreabierta las puertas de sus casas, con sana confianza ermitaña. Aunque en la soledad de sus calles uno adivina una población mayor, que ha regresado de emigrar, para vivir en la paz de su paraíso Gomero.


Volvemos sobre la ruta norte a San Sebastián desandando el pasaje e invertimos el paisaje, para mirar al monte y a los valles. Allí en Hermigua nos recibe ahora de frente y con el espectáculo geológico " El Roque de los enamorados". Cuenta la leyenda popular que los Roques de Pedro y petra eran dos amantes fundidos en un abrazo, que un rayo convirtió en piedra y luego separo.


Volver a La capital atravesando pasadizos de túneles que se abren para dejarte escapar y cerrar de nuevo el corazón del fortín gomero una isla encantada llena de misterios y cuentos mitologicos que sigue escondiendo su alma. Que se disfraza de verde oscuro para asustar, que hizo un pacto con la laurisilva para enebrar el monte y alejar. En el hueco de los barrancos, el eco de los silvos gomeros hablan de sus costumbres de sus necesidades, se comunican en un lenguaje antiguo para salvar su esencia. 

En el restaurante el capricho gomero, descubrimos su arte culinario, su pasión gastronómica por un proyecto con alma terruña. Nos habla de la mezcla de sabores, de la Identidad, de las costumbres, de lo sencillo y profundo de un corazón enamorado de una isla que esconde, tantas historias y misterios que te vas con la sensación de ser turista extranjero en tu casa. 

Encantados de una despedida sencilla, con la gracia y el pensamiento de volver a esta orilla, como asignatura constante. Ponemos de nuevo rumbo a La Palma, pasando por Nivaria. Nos vamos a conocer el alma de Benahoré, otro fortín emchumbado. La isla bonita.







3 comentarios:

  1. Magnífico, la huella del pasado que nunca se ha borrado y pasmados nos quedamos leyendo tu relato. Bravo amigo, sigue con tu vena artística de hacer más agradable las letras que arrancan con ese sabor de alma. Que la isla bonita los reciba con sus mejores galas. Saludos!!!

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